miércoles, 14 de marzo de 2012

Bajo un sol ajeno

Como si no te dieras cuenta de que te están viendo.
Claro, esos cabrones te están apuntando a la cabeza desde hace rato y vos, tan fría como eres, pareces no enterarte, pero bien que lo sabes y por eso mides tus movimientos sin olvidarte de sonreír.
Lavas tu ropa, la refriegas, la escurres y la cuelgas de la cuerda, todo mientras tarareas algo bien tuyo y bien para vos. Ni de reojo miras a los árboles, pero sabes que entre las hojas sobresalen los cañones que quieren escupirte sus pedazos de muerte.
Tus ojos se concentran en la espuma que hace tu jabón, en un momento levantas la cabeza con los ojos cerrados para quitarte el mechón de pelo que te cae en la cara.
Cuando llegaron las patrullas vos ya sabías cómo ibas a actuar: sin gritar, sin temblar y sobretodo, sin perder de vista a tus cuatro hijitos chiquitos que, de aquí a diez años, quién sabe y que la virgen los libre, le estarán apuntando sus cañones a la señora de turno que lave sus ropas.
Las patrullas se detienen, los policías que se bajan son grandotes, te rodean, te preguntan, toman sus radiotransmisores y gritan sus códigos a otros policías que andarán en sus propias pesquisas en otros rincones de la favela. Te intimidan sus tamaños, sus armas bien lustradas y toda su parafernalia policiaca que zangolotea a centímetros de tus sábanas recién lavadas.
Pero no se llevan nada que les sirva porque vos, con tu mejor sonrisa, les dices que nada ha pasado, que tus penurias de hoy no son peores que las de ayer y con eso te basta para sonreír. Te advierten que los narcos son peligrosos, que no sirve protegerlos, que si sabes algo no lo ocultes. Vos, de nuevo con tu sonrisa impagable les dices que sí.
Levantando un polvo que ensucia tus sábanas las patrullas se van. Juntas a tus hijitos y te los llevas adentro.
Sigues sin mirar a los árboles pero sabes que lo cañones ya no te apuntan porque, por ahora, has pagado con tu silencio el tributo que los dueños de la favela te cobran para que puedas seguir lavando tus ropas, con tus pómulos quemándose al sol.
(G_Ale  7/03/12)

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