miércoles, 23 de octubre de 2013

En una plaza



Encendió un cigarrillo y se acercó con la consistencia del humo, con delicadeza se sentó en una banca de una plaza cualquiera, como no entiendo de medidas no sé la distancia a la que estábamos, pero todo era subjetivo y sin importancia. Yo igual, estaba sentado en una banca de una plaza cualquiera.
Los dos con la mirada en el vacío, como si viéramos a través de las cosas, perdidos o encontrándonos, sus ojos miraban enfermos y con un grito que pedía socorro de su miseria, al tiempo que sonreía con la sonrisa de las madres al ver jugar a sus hijos. Yo susurraba  que me perdone, nada podía hacer por mí, nada por ella, esperé un instante y tuve que sonreírle, con sonrisa derrotista. Para camuflar lo mucho que la miraba vi mi reloj pero sin observar la hora, como nunca entendí del tiempo, nada importaba, ambos habíamos sido atrapados por la misma lógica temporal,  y nuestros cuerpos se someterían a ella, a pesar de no ser más que polvo en tumba.
Había atardecido tres veces ya, nos habíamos sonreído todas las sonrisas y mirado con todas las miradas, nos habíamos pensado en infinidad de momentos y situaciones, nos habíamos olvidado varias veces, yo por mi parte había olvidado el momento en que la conocí, justo cuando decidí preguntarle, me mostró la misma sonrisa que al principio, y yo me recordé niño jugando, mientras ella esperaba sentada, y yo veía algo más en sus ojos.

                                                                                                                                          Inti Villasante


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© Miércoles de Ceniza, 2007. Sucre - Bolivia