lunes, 5 de agosto de 2013

Dislexia Espacial



Siempre pensé que Ana era una chica normal, pero tenía mis dudas, las cuales se corroboraron cuando me contaron que cierto día no llego a su casa a dormir, ella había despertado sentada en la fuente en medio del patio de la universidad, había dormido con las manos sobre el rostro, por el miedo que le tenía a la realidad, pero al despertar le sorprendió el cambio radical que había sufrido su entorno, pues la realidad se doblo y se desdoblo, Ana percibió un cambio radical a su alrededor, el universo se invirtió, arriba se transformo en abajo, y viceversa.
Déjenme explicarles el problema que tenia Ana, ella no podía diferenciar su izquierda de su derecha, o el Norte del Sur, ella aseguraba tener dislexia espacial, es difícil encontrar el camino de regreso a casa cuando no logras diferenciar la ida de la vuelta, tal vez el mundo había decidido cambiar, para acomodarse al problema de Ana.
Se levanto de la fuente con un horrible miedo de desplomarse hacia el cielo, pero para su sorpresa la gravedad había desaparecido, eso explicaba por qué las baldosas seguían pegadas al piso del edificio invertido, las macetas también, y las plantas que albergaban no habían alterado su posición, seguían creciendo hacia el sol, Ana corrió hacia el pasillo, temiendo que la gravedad se desentienda del cambio universal y la haga sucumbir al vacio celeste, por lo menos en los pasillos el golpe de la caída seria menor, caería sobre las antiquísimas vigas de madera que el tiempo había ablandado, Ana se aferro a una de las columnas, y cerró los ojos, y espero, a que todo volviera a su lugar, pero con el pasar de las horas su miedo paso, y cayo en una profunda meditación, abrió los ojos ante la revelación,  pero mientras trataba de unir los hilos en su cabeza, se dio cuenta que la gente caminaba a su alrededor, caminaba por los pasillos, por el patio, al parecer las demás personas ya se habían acostumbrado del cambio dimensional, entonces Ana soltó la columna, camino hacia el centro del patio, decidida a probar la revelación que había causado su trance,  se subió a la fuente, que por cierto echaba el agua hacia arriba, no derramaba ni una sola gota al cielo, que parecía tan profundo allá abajo, Ana abrió los brazos, inclino la cabeza hacia abajo, miro el cielo, cerró los ojos, y soñó, soñó que arriba y abajo desaparecían, izquierda, derecha, norte, sur, atrás, adelante, hoy, ayer; sus largos cabellos fueron cediendo, y colgaron apuntando hacia las nubes y con un pequeño brinco lentamente cayó, cayó a la bastedad de ese cielo celeste, ante el asombro de todos desapareció de la vista, nadie se dio cuenta de este cambio radical que había sufrido el universo, solo Ana que hoy por hoy, cae eternamente allá abajo, entre las nubes

Salvador

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© Miércoles de Ceniza, 2007. Sucre - Bolivia