miércoles, 21 de noviembre de 2012

Taller de Relato Breve URBANO




Dentro de las actividades del Festival Internacional de la Cultura se realizó el Taller de Relato Breve denominado Urbano en el que los integrantes del Miércoles tuvimos la oportunidad de compartir nuestras experiencias con los participantes del taller. Se trabajó con dinámicas de creación literaria, ejercicios grupales de imporvisación literaria y en los "fototextos".

El siguiente cuento nace de un ejercicio grupal.


INTERFERENCIA


E.T. necesita comunicarse con la tierra, pero el clima es desfavorable por la interferencia que la soledad causa en la atmósfera. Luego de estudiar y analizar la tierra, E.T. encuentra la solución en el agujero de ozono y se predispone a lanzar una señal cada vez que el agujero este alineado con su planeta, pero éste mensaje viene modulado en una frecuencia obsoleta y las estaciones modernas de la tierra no pueden captar el mensaje, sólo un radioaficionado de una remota aldea capta la señal extraterrestre y muere de soledad intentando decodificar el mensaje…
En un segundo intento la señal fue recibida por un pirata de la red, el pirata Barba Negra, que decodificó mal el mensaje y emprendió la tarea de conquistar el mundo y destruir a todos los que contaminan con soledad el planeta. Hasta el día hoy el pirata Barba Negra busca y mata a las personas que nadie extraña, a las personas solas, mata a emos, mata a notarios de fe pública, a estudiantes de psicología, a vegetarianos, mata a curas, mata a los artistas, a románticos empedernidos, a escritores… ¿a escritores también?...¿qué?...¿quién me busca?…¿Barba Negra?...no, no, no, Barba Negra no, no por favor yo no creo interferencia…no Barba Negra…tampoco me siento solo…no, por favor…no me mates, nooooo argggggggg….. 

Facilitadores: Darío Torres y Alejandro González



miércoles, 28 de marzo de 2012

Pensar de acuario

No somos polvo, somos agua, de ahí vinimos y nuestra esencia líquida será desparramada en incontables panzas minúsculas, en alimento de fauna cadavérica, en vapores, en gases en secreciones finales que le deberán su sequedad a esta pérdida final de cohesión acuática.
Somos ese litro y medio de saliva diario
Esa decena de centilitros de lágrimas semanales
El contenido de nuestras 3 millones de glándulas sudoríparas
Los 39.000 litros de orina
A veces no sabemos sentir cómo cambiamos de estado, no sabemos sentir cómo el agua nos templa como espadas antiguas recién forjadas, como inmisericordes aceros toledanos listos para decapitar moros en batalla.
Fui un buen profesional toda mi vida. Una familia promedio: tres hijas; un ingreso promedio: lo suficiente; una casa promedio: cuatro habitaciones, sala, comedor, 3 baños, uno abajo y dos arriba, una linda cocina, un patio, siempre un par de mascotas; nunca gatos con aves, a veces perros con gatos.
El 80% de la gente no sabe que el agua es nuestra principal fuente de alimento, los animales nunca lo dudan.
El 71% de la superficie de la tierra está cubierta de agua.
El 75% del cuerpo humano es agua
El 95% de una lechuga es agua
El 97% de una medusa también lo es.
Dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno constituyen el agua, y el hidrógeno es el elemento más común del universo, nada más parte del cosmos, nada más esencial.
Somos seres de agua , anfibios expulsados, antes peces, diminutas proteínas sintetizadas en el mar mucho antes de todo eso. Dios es agua y el llanto de mi familia también lo será. Las lágrimas de mis hijas se harán sal al llegar al piso de madera. Mi esposa hidratará mis mejillas antes de entregarme al suelo.
Qué hermoso estar conectados ahora, a la única que aun le puedo ganar nadando es a mi mujer. En verdad me he puesto viejo sin darme cuenta.

Alejandro González Romero

jueves, 22 de marzo de 2012

Un septiembre de esos


Tómese un buen vino compadre. Cómase un asado que hemos venido todos con la huata vacía y se va a acabar lo bueno.”
Eso decía don Fulgencio Sepúlveda a todos los que llegaban a la estancia que, desde bien temprano en la mañana, se llenaba de visitantes, algunos de ellos gringos y gringas en bermudas, otros, japoneses con sus cámaras que tomaban fotografías a todo, como por obligación.
Como don Fulgencio, muchos hombres ya entrados en años, de ponchos a rayas y sombreros, con sus rostros bronceados y sonrisas desdentadas iban y venían afanosos en medio de las nubes de polvo que solamente se delataban al mirarse a contraluz. Armaban con sus afanes el festejo del 18 de septiembre.
El humo de las parrillas velaba por momentos al sol, las guitarreadas y los cantos apagaban las risas despreocupadas. Las corridas de los potros justificaban las espuelas, y el vino respaldaba a la alegría que, luego de medio día, hacía que las carcajadas sean más fuertes y los coros más desaforados.
Las parrillas se vaciaron con la tarde, solo el vino había quedado como anfitrión.
 En medio de aquel festejo telúrico, que los extranjeros seguían mirando como un lejano exotismo latinoamericano, aparecía don Fulgencio, borrachito como todos, impecable es su poncho, revoleando su pañuelo, rebosante de su patriotismo bien chileno.
 Ocultaba su sombrero sus ojos oscuros que esa tarde brillaban por el alcohol. Eran los mismos ojos que hacía casi dos años, lloraron impotentes y furiosos la impertinencia del mar que llegó hasta la plaza de su pueblo y se llevó sin avisar todo cuanto encontró; todo, incluido a su hijo Mario, a quien todavía añora en silencio y con mucho disimulo, simplemente porque las penas no saben bailar.
(G_Ale 21-03-12)

Programa Matutino

Mika: Vos disculparás Andreita, pero es increíble que hayamos aceptado esta idea.

Andrea: Ya Mika, disimulá un poco por lo menos. Javi, en la otra calle parqueate y nos bajamos a hacer las notas.

Mika: Yo la verdad no puedo soportar más, se que el programa ha bajado de sintonía pero me parece que esto es exagerado.

Andrea: No se trata sólo de la audiencia Mika, ¿que vos nunca te antojaste hacer una nota más importante? Con esto del derrumbe del edificio tenemos que aprovechar, en todo lado va a haber gente que quiera hablar de lo que ha perdido, de la gente que debe tener enterrada en tanto escombro, de sus mascotas…

Javi: Andrea, no sé si en verdad la gente quiera hablar ahorita, los procesos de rescate aun no han terminado su trabajo y…

Andrea: Vos cállate Javier, parquéate ni bien encuentres espacio y espero que no se te hayan olvidado tus filtros esta vez y que no estés tembleque como para la nota que hicieron con la Gaby sobre las balsas en el río la anterior semana.

Gaby: A mi no me metas Andrea, y si Javi, esperemos que te hayas traído un trípode por lo menos y vas a tener cuidado al parquearte, si raspas el auto de mi papá nos va a matar a toditos.

Mika: Pará Javier pará, voy a vomitar, por dios, la gente se está pudriendo aquí.

Andrea: Callate Mikaela!, disimula un poquito, que falta derespeto!.

Javi: Ya chicas, basta, voy a bajarme aquí, parece que allá han encontrado a alguien con vida.

Andrea: Javier!, Javier!, volve Javier, carajo este, ya Gabi, venite adelante a manejar tu auto.

Gaby: Estoy haciendo unas tomas aunque sea con el celu, van a servir para imágenes de soporte por lo menos.

Andrea: Entonces vos Danielita, vos manejas mejor.

Dani: ya pero nos vamos nomas, creo que con lo que ha filmado la Gaby tenemos.

Andrea: Creo que si, ni modo, vámonos nomas.

Mika: No Andrea, no nos vamos, bajemos y lo filmamos al Javier, te imaginas: Jóven camarógrafo miembro de nuestro equipo rescata a víctima fatal del derrumbe.

Andrea: Excelente idea Mika, Dani, da la vuelta en la otra esquina, volvamos.

Alejandro González Romero

Un texto

Darío Ariel Torres Urquidi



Yo trabajo en el puesto de los payasos que gritan desesperados pidiendo auxilio, con los ojos desorbitados y con las manos atadas.



Y este es un texto que escribí para una chica que…












Te veo y te amo.

Te deseo y te persigo.

Te busco y te regalo un peluche que dice te amo.

Te hablo y te asusto.

Te insisto y te ruego.

Te ruego y te llamo.

Te ruego y te grito.

Te ruego y te imploro.

Te ruego y te odio.

Entonces

Me voy de tu ciudad. Me pierdo mucho tiempo. Cierro mi puesto de payasos que gritan desesperados pidiendo auxilio, con los ojos desorbitados y con las manos atadas.

Y entonces vuelvo.

Te secuestro.

Te pego los ojos.

Te ato las manos.

Te amordazo la boca.

Te corto el pelo.

Te pongo el sombrero azul.

Te desnudo.

Te violo.

Te limpio.

Te visto.

Te saco una foto con el peluche que no quisiste recibir.

Te llevo cerca de tu casa, y me quedo con las ganas de saber cómo es tu rostro cuando gritas; y te dejo, y me quedo con las ganas de saber cómo son tus ojos pidiendo auxilio; y te beso, y me quedo con las ganas de saber cómo me veía yo cuando me hacían lo mismo, ese día que los payasos empezaron a gritar.

sábado, 17 de marzo de 2012

HORARIO INFANTIL


- Niños y niñas: ¿cuál es su programa favorito?
- El show del tío de Joordiiiii!!
- Sí, claro que sí queridos amiguitos.
- Este es su programa el show del tío Jordí!!
- Pero sigamos niños. Como saben en este segmento del programa tenemos el concurso del tío adivinadoooor. Tengo en este momento a dos amiguitos: a ver chicos díganme cómo se llaman.
- Pamela Andrea Sánchez Jiménez, ¡tío!
- Uh… ¡qué gusto Pamelita!
- ¿Y tú amiguito?
- Yo me llamo José Clemente Perales, pero me dicen Pepitope…
- Ah… ¡qué lindo apodo muchacho!
- Pero bueno, empecemos chicos, ¿están listos?
- Sííííííí
- A ver, a ver… escuchen muy bien: Con unos zapatos grandes, y la cara muy pintada, soy el que hace reír a toda la chiquillada… ¿qué es?
- Yo, yo, yo, yo ¡yo!
- Primero las damas. Entonces, Pamelita, ¿qué es?
- Tú, tú tío Jordi, ¡tú!
- Jajajajaja, no Pamelita, no soy yo, qué lástima querida. Como te equivocaste, entonces le daremos una oportunidad a Pepitope y si se equivoca será una pena porque me quedaré con el premio…
- Mmmmm…. ¿el payaso tío Jordi?
- Sííí, es el payasooooo. Felicidades amiguito, como respondiste bien te ganaste tres entradas para la película: “El gato con botas” para que vayas a verla con tu papás o tus hermanitos. ¿Cómo te sientes?
- ¡Muy feliz tío Jordí!
- ¡Qué bueno pequeño! Entonces, niños y niñas, es hora de ir a un corte comercial y ya volvemos…
- No, no, una cosita más por favor Tío Jordi, por favor.
- Claro niño, ¡adelante!
- Sí…. quiero saludar a mi mamá y a mi papá que seguro me están viendo en la casa. Quiero decirles que los quiero mucho y que vamos a ir al cine juntos…


Hola, negra… sí, soy yo. Todavía estoy en el trabajo. Sí, ya sabes que mi jefe me tiene sin vida. No podré pasar por el canal para recoger al pequeño, lo siento. Sí, por favor, ve tú, nos vemos en la casa. Te amo.

(juanpe)

jueves, 15 de marzo de 2012

La decisión


Cuando me subí al avión respiré cierta esperanza. Durante el viaje miraba el panorama por la ventanilla con serenidad y permanecía en silencio mientras todos los compañeros intentaban, con algo de humor, evadir hablar del destino nefasto que, para algunos, iba a ser el último.

En realidad yo no tenía en mente a dónde íbamos ni para qué, solamente pensaba en que todo aquello era la mejor forma de pensar más claro en una decisión que debía tomar y que me atormentaba.

Solo al llegar al campamento y descargar nuestras cosas tomé conciencia de dónde estaba y qué era lo que estaba haciendo: me había enlistado en el ejército para defender a mi país de los salvajes terroristas.

Era difícil decir, mientras permanecíamos en el campamento, que nuestro país estaba en guerra. La pasábamos muy bien, teníamos televisión satelital, internet de banda ancha, comida chatarra y toda la pornografía y las prostitutas que pudiéramos desear.

Los que estaban en guerra eran nuestros enemigos, que esperaban días enteros camuflados en medio de arbustos espinosos, revolcándose con los escorpiones. Nosotros solo nos limitábamos a destruir sus ciudades y recoger lo que pudiera servir como trofeo.

La emoción de ir montado en un poderoso tanque de guerra hizo que mi cabeza borrara casi por completo aquella estresante decisión que había dejado pendiente y finalmente me entregué a toda la lujuria sangrienta que corresponde al uniforme.

No alargaré mi relato, los tres primeros meses fueron casi iguales: pasaban los aviones descargando sus bombas y nosotros debíamos pasar luego, para limpiar el terreno de insurgentes, aunque la mayoría de las veces solo hallábamos abuelos y niños abandonados, medio locos por las explosiones.

Al cuarto mes decidí que aquella era mi vida. El placer de dispararles a aterrados mercenarios, el sacudón del tanque cuando disparaba, cómo tronaban los edificios al colapsar. Era todo lo que necesitaba y la siguiente vez que hablara con mi familia les haría saber que la decisión estaba tomada.

Una tarde, ya acabada la inspección de rutina, cruzábamos un terreno que, según nosotros, era un campo de fútbol. Supongo que fueron segundos, supongo que los compañeros se sobresaltaron, supongo que se armó un gran alboroto cuando pisé lo que parecía un pequeño promontorio y la explosión me hizo volar por los aires.

Volví a casa a las tres semanas luego de salir del coma. Mi nueva vida se diluyó y entre mis prótesis y mi depresión volví a la encrucijada de la antigua decisión.

Finalmente hoy arreglé mi dilema, cuando, con lo que me queda de lengua, dije: ‘sí, acepto’
 (G_Ale 14/03/12)
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© Miércoles de Ceniza, 2007. Sucre - Bolivia